
El castillo de Montjuïc está situado en la parte más alta de la montaña, y gracias a la documentación conservada ya las diversas campañas arqueológicas practicadas, se sabe que ha sido habitado de manera más o menos continuada desde la época prehistórica hasta el día de hoy. Las diversas intervenciones que se han llevado a cabo, con una cronología desde el Epipaleolítico hasta la época medieval, permiten trazar un recorrido a través de la historia de la montaña sin castillo.
Antes del Castillo, en la cima de Montjuïc había un farell o torre de vigía, documentado en 1073. Este "ISPO Farell", tal como aparece citado, era habitado por un marinero que hacía la función de vigilante y que tenía como misión alertar a la ciudad en caso de llegada de naves hostiles a la costa, mediante un sistema de velas durante el día, y de fuegos en la noche. Se desconocen, sin embargo, la estructura o las dimensiones de este edificio primitivo.
La Guerra de Sucesión (1701-1714) se inició como consecuencia de la impugnación del testamento de Carlos II, muerto sin descendencia directa, por parte de los Austria con el apoyo de Gran Bretaña, Holanda y Portugal. En sus últimas voluntades, Carlos II designó nuevo rey de España a Felipe de Borbón, duque de Anjou, investido como Felipe V. Los Austria, pero, reclamaron los derechos sucesorios para el archiduque Carlos, a quien proclamaron como Carlos III.
No será hasta el segundo tercio del siglo XIX, entre 1833 y 1843, que Montjuïc adquirirá un nuevo protagonismo histórico en el contexto de la Barcelona liberal y revolucionaria.
Con la llegada de la República, el nuevo Ayuntamiento de la ciudad insistió al gobierno en la cesión del Castillo. Surgieron varias opciones sobre qué hacer: desde el derribo hasta la ubicación del nuevo Parlamento de Cataluña o de un museo contra la guerra.
Las tropas franquistas ocuparon Barcelona el 26 de enero de 1939 con la 105a División del Cuerpo del ejército marroquí en la vanguardia y poco después entrarían en el Castillo. De esta manera, el Castillo pasó a formar parte del bando nacional y se convirtió de manera provisional en lugar de concentración, con miles de soldados prisioneros, que posteriormente serían trasladados al campo de concentración de Horta.
Después de largas controversias, un orden ministerial del 27 de abril de 2007 modificó la cesión del Castillo de Montjuïc al Ayuntamiento de Barcelona y, tras varias gestiones, regresó definitivamente a la ciudad como equipamiento municipal y, por tanto , como propiedad de toda la ciudadanía.
El castillo de Montjuïc, tal como ha llegado hasta nuestros días, es resultado en buena medida de la reforma del ingeniero militar Juan Martín Cermeño (1699 / 1.700 a 1773), proyectada en 1751 y ejecutada entre 1753 y 1779. Esta mejora , que tenía como objetivo completar la estructura defensiva de la fortaleza, supuso el derribo de una parte del viejo castillo, conservando las mejoras hechas en época del virrey Velasco, a finales del s. XVII, y la materialización de nuevas edificaciones sobre una planta trapezoidal irregular adaptada a la topografía de la montaña, con cuatro baluartes en los extremos, el foso de Santa Eulàlia y un camino cubierto perimetral.
La ubicación privilegiada del Castillo, en la cima de la montaña de Montjuïc, permite al visitante disfrutar de unas visitas inmejorables de Barcelona y sus alrededores. De esta manera la terraza del patio de armas se convierte en un mirador de 360º con vistas sobre la ciudad, el puerto, el Mediterráneo, la costa barcelonesa y el Baix Llobregat.