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La calle Pere IV no ha sido objeto de ninguna remodelación urbanística desde hace decenios, lo que ha provocado su deterioro. La principal función es servir de vía de comunicación de entrada y salida a Barcelona desde la zona del Besòs hasta el centro, lo que lo convierte en una frontera que rompe el espacio urbano. El cierre de los locales industriales y la instalación de zonas de oficinas, de espaldas a la vida de barrio, contribuye a este abandono. Los vecinos claman por hacer actuaciones urbanísticas que humanicen esta arteria con reducción de carriles para la circulación de coches, creación de carril bici, plantación de arbolado y recuperación de solares como parques y otras infraestructuras para favorecer la cohesión social.