
Este gran ejemplar de Araucaria de Norfolk es endémico de una pequeña isla australiana. Aunque es un árbol a menudo plantado en jardines particulares no es un árbol nada frecuente en Barcelona y menos un ejemplar como este de 25 metros de altura.
Este árbol, originariamente plantado hace muchos años en una finca privada, fue cedido por el propietario al Ayuntamiento y fue trasladado a su nueva ubicación en 2012.
Aunque no es fácil que un árbol viejo pueda adaptarse a una operación tan traumática, gracias a una técnica especial de trasplante de árboles muy grandes, este caso tuvo un final feliz para él y para los vecinos de Barcelona, que podemos seguir admirando su puerto.